FRANCISCO VÁZQUEZ DE CORONADO – EXPLORADORES FAMOSOS DEL MUNDO: VÁZQUEZ DE CORONADO REPRESENTÓ LA BÚSQUEDA DE RIQUEZAS EN EL MEDIO OESTE AMERICANO.
Descripciones fantasiosas y sugestivas leyendas, unidas a sueños de grandeza, fortuna y fama, inclinaron a muchos exploradores a acometer arriesgadas empresas en tierras difíciles. Una de esas leyendas, la de la existencia de las llamadas Siete Ciudades de Cíbola, de la cual habían dado noticia Cabeza de Vaca o fray Marcos de Niza, entre otros, llamó la atención del virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, quien rápidamente se frotó las manos y dispuso que un numeroso grupo se adentrara en aquellos lares.
Cíbola era una ciudad legendaria llena de riquezas, que durante la época colonial se suponía en algún lugar del norte de la Nueva España, en lo que hoy es el norte de México y el suroeste de Estados Unidos.
La Leyenda De Las Siete Ciudades De Cíbola
El elegido para encabezar una expedición a la costa del Pacífico que luego debería internarse por tierra hasta llegar al mítico reino, imaginaria fuente de riquezas sin fin, fue el joven gobernador de Nueva Galicia – territorio correspondiente hoy a Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes, en México-, Francisco Vázquez de Coronado, que contaba entonces con 28 años.
El salmantino partió de Culiacán en 1540 al frente de un grupo de trescientos españoles y más de ochocientos indígenas que llevaban consigo ganadería de cría, caballos y semillas.
Tras alcanzar el río Yaqui y encarar el cauce seco del Mayo hasta Corazones, en el extremo sur de la cañada del río Sonora, surgieron las primeras quejas de la tropa, puesto que aquellos caminos duros y ásperos no eran lo felices que esperaban.
En el valle de Sonora el ánimo mejoró, pues aquellas tierras eran fértiles, pero lo que vino luego no era tan bonito: el temible desierto de Gila, las montañas de Pina.
Hambre y sed.
El Desengaño: No Hay Oro
Después de dos meses de marcha siguiendo las indicaciones de Marcos de Niza, que iba con ellos, llegaron al río Bermejo. Estaban ya en las inmediaciones de la primera ciudad de Cíbola. Pero lo que encontraron al entrar fue una aldea habitada por naturales de la etnia zuñi, que vivían en condiciones poco menos que de supervivencia y cuyas casas de adobe, «de dos e tres altos, las paredes de piedra e lodo, y algunas de tapias», recordaron a algunos las de los pueblos de España. Los identificaron de inmediato cómo «indios pueblo».
Ni que decir tiene que la tropa no miró con buenos ojos al fantasioso Niza, quien al poco tiempo regresó a México, temeroso por su vida debido al hostigamiento del que era objeto. Empeñado en localizar algo que mereciera la pena ser conquistado o más bien colonizado, Vázquez de Coronado envió exploradores a investigar los alrededores de aquel villorrio que había establecido como centro neurálgico.
El Descubrimiento Del Cañón Del Colorado
El capitán García López de Cárdenas vino con noticias: había localizado un profundo cañón por cuya base corría un poderoso río, que en un primer momento llamaron Tizón.
Era el cañón del Colorado.
El capitán Jaramillo describió así aquel momento: «Halló una barranca de un río que fue imposible por una parte, ni otra, hallarle bajada para caballo, ni aun para pie, sino por una parte muy trabajosa, por donde tenía casi dos leguas de bajada. Estaba la barranca tan acantilada de peñas que apenas podían ver el río, el cual, aunque es, según dicen, tanto o mucho mayor que el de Sevilla, desde arriba aparecía un arroyo».
Deseoso de hallar nuevas tierras, Coronado prosiguió a Acoma y, desde allí, al valle de Tiguex, atravesado por el río Grande. Tras un duro invierno la expedición se internó en Arkansas, entre las montañas Rocosas y el rio Mississippi, y alcanzó el sur de Nebraska.
Pero allí no había oro, ni riquezas, ni nada realmente digno de aquella magna empresa. Tras regresar a Tiguex para pasar el invierno de aquel año de 1542, Coronado sufrió un accidente: su caballo se desbocó y fue a dar con sus huesos en el suelo golpeándose con fuerza en la cabeza. Las lesiones sufridas fueron tan graves que no logró ya recuperarse del todo y mostraba evidentes signos de trastorno.
El Final De Francisco Vázquez De Coronado
Su estado y el fracaso de la empresa fueron determinantes a la hora de decidir el regreso. Al llegar a México fueron recibidos con frialdad, pues el virrey Mendoza recriminó a Coronado no haber cumplido sus órdenes de colonizar el norte de México.
En el año 1544 fue sustituido de su cargo de gobernador y sometido a juicio por sus errores y desobediencias. A partir de 1545 vivió retirado hasta su muerte, ocurrida en el otoño de 1554.
Francisco Vázquez De Coronado E Indiana Jones, Unidos Por Una Cruz
En la película «Indiana Jones y la última cruzada», el joven arqueólogo le roba a unos ladrones de tesoros la «Cruz de Coronado», que curiosamente perteneció al conquistador salmantino Francisco Vázquez de Coronado, regalo de Hernán Cortés.
Hernán Cortés y Francisco Vázquez de Coronado quizá se conocieron en Salamanca, ya que el conquistador extremeño dicen que cursó varios años de estudios de leyes en la Universidad Salmantina. Después, Cortés se lanzó a conquistar el nuevo mundo, como hizo su pariente Francisco Pizarro.
Quizá, Cuando Vázquez de Coronado llegó a México, le mencionó a Hernán Cortés sus correrías en Salamanca, y en recuerdo de sus años de estudiante, le regaló una Cruz.
Esta Cruz de Coronado es la que roba el joven Indiana Jones a unos ladrones de tesoros en la película Indiana Jones y la última cruzada, de Steven Spielberg.
El joven arqueólogo piensa que esa joya, la Cruz de Coronado, no puede estar en manos de ladrones, sino que debe estar custodiada en un museo y por ello la roba.
Este relato forma parte del argumento de la película de Spielberg, que quizá es una leyenda, o está sustentada por algo de realidad, lo que sí es cierto es que Francisco Vázquez de Coronado exploró el sur de Estados Unidos y fue gobernador de Nueva Galicia.
Mapa Con El Viaje De Francisco Vázquez De Coronado
Crónica de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado a las grandes praderas de Norteamérica (Viajes y Costumbres) → En este libro se recopilan los principales documentos conservados sobre la expedición emprendida por Francisco Vázquez de Coronado entre 1540 y 1542 a la vasta región del Medio Oeste de los actuales Estados Unidos de América, en una ruta que le condujo por Arizona, Nuevo México, Texas y Oklahoma hasta las grandes praderas de Kansas, en busca de las míticas Siete Ciudades de Cíbola y Quivira.
La Relación de la jornada de Cíbola, documento central de la presente edición, escrito entre 1560 y 1565 por Pedro Castañeda de Nájera, soldado del ejército de Francisco Vázquez de Coronado, constituye uno de los relatos de viaje más notables de su género, pues además de ofrecer los primeros datos geográficos registrados por los europeos sobre estos territorios, describe la vida y costumbres de sus pueblos indígenas, así como la relación que con ellos establecieron en el transcurso de su larguísimo itinerario los participantes en la expedición y las diferentes actitudes mostradas frente a su avance, al tiempo que narra la decepción sufrida por los expedicionarios ante la carencia de lo que esperaban encontrar, fruto del imaginario popular medieval español, basado en la épica de las novelas de caballerías, y lo que en realidad hallaron.
También se incluye el Descubrimiento de las Siete Ciudades, documento escrito por fray Marcos de Niza en 1539 tras el regreso de su primera expedición a Cíbola, en el que aseguraba haber avistado una ciudad más grande que la gran Tenochtitlan, cuyos habitantes usaban vajillas de plata y oro, y decoraban sus casas con turquesas, perlas gigantescas, esmeraldas y otras joyas, dando pie a la ilusoria quimera de las Siete Ciudades de Oro que cimentó la base sobre la que el virrey Antonio de Mendoza organizó la expedición de Vázquez de Coronado.
La edición, realizada por Ángel Luis Encinas Moral, profesor de la Universidad Complutense, reúne además todas las cartas, informes y testimonios diversos relativos a la expedición que se conservan en el Archivo General de Indias de Sevilla y en diferentes archivos norteamericanos y mexicanos, conformando así la más completa base documental publicada en castellano sobre la fascinante aventura protagonizada por Vázquez de Coronado.