Cuando llegues a Marrakech, una sensación de calor te golpeará en la cara y te darás cuenta del caos que hay en la ciudad. No te agobies, con la horas descubrirás que todo tiene su orden mientras saboreas un té a la menta, observando la puesta de sol desde la terraza de tu Riad… Bienvenido a Marrakech!
Marrakech es la ciudad turística por excelencia de Marruecos. A pesar de ello, sigue conservando cierto aire genuino que hay que descubrir a pie, a través de los infinitos recovecos que forman sus calles.
Como todas las ciudades, Marrakech tiene su centro histórico y la parte moderna. Cómo está organizada Marrakech?
- Su núcleo tiene el centro en la famosa plaza de Djema el Fnaa, donde se concentran los encantadores de serpientes y domadores de monos, atractivo real de los desprevenidos turistas, puestos callejeros de comida, bebidas y tés, saltimbanquis que ofrecen números de lo más variado y, en general, cualquier actividad tendente a recoger alguna moneda de sus viandantes.
- La Kasbah queda situada al sur. Desde Djema el Fnaa se llega a pie fácilmente pasando por una de las paradas de Grand Taxis más grande de todo Marruecos.
- La Medina se ubica en la parte norte y queda configurada como el laberinto comercial por excelencia.
- Alrededor de todo este conjunto “histórico” se ubican los hoteles de las cadenas internacionales y la “Ville Nouvelle” de Marrakech.
Una vez ubicados, ¿que podemos ver en Marrakech? Ahí va lo esencial, por zonas:
Djema el Fnaa
Aborrecida hasta la saciedad por unos y alabada hasta la extenuación por el resto, Djema el Fnaa tiene la capacidad de no dejar indiferente a nadie. No puede evitarse poner un pie en ella porque… todos los caminos de Marrakech llevan a ella! y se configura como la columna vertebral de la ciudad.

En ella se concentran vividores, encantadores de serpientes, comerciantes, turistas desprevenidos, amantes de lo ajeno, restaurantes y puestos de comida, zumos o domadores de monos. Djema el Fnaa es un espectáculo en sí mismo y merece mucho la pena verla, paseando por ella o compartiendo una puesta de sol en uno de los muchos cafés que rodean la plaza. Desde la gran mayoría de ellos, a precios de turista, puede verse el sol bajando al lado del minarete de la mezquita de Marrakech. Uno de los más conocidos (llenos y caros) es el Café Glacier, desde el que se tiene una vista perfecta de toda la plaza.

Kasbah
Queda sitúa en la zona sura de Marrakech, dentro de las murallas de la ciudad. Para llegar a la Kasbah (alcazaba) hay que pasar por una estación de Grand Taxi que ya, de por si, es un espectáculo (muchos de los Mercedez-Benz que veréis tienen más de un millón y medio de kilómetros). Si accedéis a la Kasbah con un tour organizado, lo haréis por la puerta de Bab Agnaou que daba acceso a la antigua fortificación.
La atracción turística clásica de la Kasbah son las míticas Tumbas Saadies, descubiertas por el mundo occidental hace 100 años, de una belleza especial. Acceder a ellas supone pagar una entrada y hacer un buen rato de cola.

En cualquier caso, el encanto de la Kasbah reside en sus calles y callejones, con artesanos en la puerta de su local realizando piezas en piel o tela, mezclados con talleres de ciclomotores, farmacias, puestos de fruta, zapateros y pedigüeños. Si tenéis que hacer cualquier arreglo, palabra, os lo solucionarán en la Kasbah.

Recordad: en Marruecos no hay problemas… porque todo tiene solución!
Medina
Sois adictos a las compras? Bienvenidos a la Medina y al Zoco laberíntico que hay dentro de ella! Cualquier cosa que se os ocurra, la podréis comprar aquí, desde imitaciones chinas de artesanía marroquí hasta artesanía de verdad… a precios prohibitivos!!

En Marruecos se negocian todos los precios… de todo! El regateo es una comedia por la que hay que pasar siempre que haya que comprar algo. Recordad: si el vendedor se pone a llorar, os maldice o gesticula, forma parte del juego. Los comerciantes pueden llegar a ser un poco agobiantes, pero es su trabajo y, en cualquier caso, siempre es mejor soportales a ellos que al jefe de la oficina.
Una de las joyas de la Medina es la Madrasa Ali ben Youssef que, además de ser la mayor de todo Marruecos es, literalmente, una pequeña joya en si misma. Tiene unos estucos estupendos que recuerdan al patio de los leones de la Alhambra de Granada y además pueden visitarse las antiguas habitaciones de los estudiantes.

Cuando entréis en ella, levantad la cabeza y veréis la siguiente inscripción: “He sido edificada para las ciencias y la oración por el Príncipe de los Creyentes, descendiente de los profetas, Abdallah, el más glorioso de los Califas. Ora por él, tú que cruzas mi puerta, a fin de que sus esperanzas más altas sean concedidas.”
La mayoría de viajeros que llegan a Marrakech lo hacen porque tiene aeropuerto internacional y lo utilizan como base para visitar el Atlas, la Costa Atlántica o Ouarzazate y zona de desierto (Merzouga). Si tenéis tiempo para deambular por sus calles, os dejamos un listado de cosas que no deberíais obviar:

1. Dormir en un Riad.
2. Visitar un hamman tradicional. La proliferación del turismo en Marrakech ha provocado un estallido de baños turcos que podrían ser cualquier Spa de Esuropa o Estados Unidos. Algunos que sobreviven como negocioas tradicionales son el Hammam Dar el-Bacha o el Hammam Bab Doukkala. En vuestro Riad os podrán dar más direcciones.
3. A pesar de las apareciencias, el Zoco está muy bien organizado. Buscad los artesanos que trabajan el metal, el material textil o el cuero. Existe una zona para cada oficio. Imposible resistirse a comprar algo!
4. Visitar la Mezquita Koutoubia, la más importante de Marrakech, en la que destaca su minarete. Sale en la mayoría de puestas de sol desde Djema El Fnaa.
5. Visitar el Palmeral. La mejor forma de hacerlo es en Calesa… y acompañado!
6. Tomarse un café en los innumerables establecimientos (con terraza) que hay en Marrakech. Si no os gusta el café no hay que desesperar: el sustituto es el té a la menta con unos cuantos dátiles o pastas.
7. Reponer fuerzas tomándose un buen cous cous o un tajine. Son deliciosos.
8. Visitar la Qoubba almorávide fundada en 1064, el último testimonio del arte almorávide de Marrakech.
9. Visitar el Mellah, antiguo barrio judío. Podréis acceder a través de la Plaza des Ferblantiers.
10. Desconectar de Marrakech en los preciosos Jardines Majorelle de Yves Saint Laurent.
11. Utilizar Marrakech como puerta de entrada a Marruecos para visitar el espejismo de Sidi Ifni o el Marruecos profundo del Anti-Atlas.
Hay tantos Marrakech como ojos para visitarlo. El mundo árabe es poliédrico, tanto como sepamos verlo sin prejuicios. Disfrutad de Marrakech.