Seamos claros: Reikiavik no es ni una ciudad cosmopolita como Barcelona, ni tiene un centro histórico como Budapest, ni tiene grandes monumentos ni tampoco es la ciudad más vibrante del planeta… pero tiene una catedral con forma de nave espacial, una red de cafés con encanto de lo más lindo, naturaleza exhuberante a tiro de piedra y tiene tantos kilómetros de carril bici como de calles. Perfecto para visitarla a golpe de pedal!

Alquilar una bici en Reikiavik es de lo más fácil. Hay un montón de compañías de alquiler con precios que rondan las 4.500 Coronas (unos 36 Eur o 42 USD) el día entero (y unos 10 Eur o 10 USD menos el medio día). La ciudad en si es completamente segura ya que está plagada de carriles bici y los conductores son muy respetuosos con los ciclistas; no hace falta candado prácticamente y es un medio común de transporte entre los islandeses. La ciudad ideal para ciclar, vamos.


Que ver?
Reikiavik no es un dechado de monumentos o sitios históricos y tampoco es una ciudad muy extensa, pero tiene rincones que vale la pena explorar, bares en los que hay que asomar la nariz, algún que otro sitio histórico que ver y museos para visitar. Donde vamos?
Casa Hofdi
Aunque la ruta es circular, que mejor que comenzar por este edificio, una vez propiedad de una familia islandesa y más tarde consulado francés, que albergó uno de los encuentros más famosos entre el presidente soviético de la Perestroika y la Glasnost, Gorvachev, y su homólogo americano Reagan. Aunque las conversaciones fracasaron, los historiadores concluyen que significó un paso importante en la eliminación de la política de bloques y el riesgo de confrontación nuclear.

Paseo Marítimo
Si el viento no sopla demasiado (y no os queréis mojar por el oleaje), el paseo marítimo tiene carril bici y carril para peatones, perfecto para ver la península de Akranes o, con mucha suerte, para divisar el Snaefells, volcán por el cual Julio Verne hizo descender a Otto Lidenbrock al centro de la Tierra, acompañado de su sobrino Axel y Hans.
Opera House (Harpa)
El Paseo Marítimo acaba con el Harpa, en forma de cubo y recubierto de cristales, donde se alberga la Ópera, Auditorio y eventos varios. En su interior siempre puede encontrarse alguna exposición más o menos interesante, cafetería y sobre todo, muchos japoneses en su exterior haciendo fotos de su recubierta. El Harpa está formado por placas de cristal dispuestas en 90 grados; por la tarde el sol refleja en todos sus huecos y el efecto que consigue es digno de contemplar.
Puerto «turístico»
Más que un «spot», es el lugar de parada obligatorio para los que queráis tomar una excursión de avistamiento de ballenas. Islandia es un buen lugar para ello ya que el estrecho de Dinamarca que transcurre entre Groenlandia e Islandia es lugar de paso reconocido de cetáceos.
Hay paquetes para todos los precios dependiendo del número de turistas en cada barco, lo lejos que se adentra en el mar y si aseguran o no los avistamientos.
Por cierto! existe cierta moda entre los turistas norteamericanos y asiáticos, comer un menú a base de puffin (especie de híbrido entre pájaro y pingüino, endémica de Islandia) y ballena, fileteada preferiblemente. Como consecuencia de la caza de ambos animales, las poblaciones han disminuido drásticamente de ambas especies por este y otros motivos. El estómago humano es tan digno como el de estos pobres animales. Respetémosles por favor.
Whales of Iceland
La ruta del bus turístico tiene una parada en este centro dedicado a mostrar esqueletos y diversas clases de ballenas. Está muy enfocado al turismo, buscando un par o tres de cosas que impresionen, y con poco ánimo didáctico. Honestamente, esta parada es prescindible.

Museo Nacional de Islandia
Es el equivalente al Museo Británico de Londres, obviamente, guardando las distancias. Está enfocado en explicar los orígenes de la historia de Islandia, desde los primero pobladores, hasta la declaración de independencia en 1944. La historia contemporánea de la segunda mitad del S. XX y principios del S. XXI se encuentra mejor representada en la miríada de museos temáticos que hay esparcidos por la ciudad: el del diseño, arte o, sobre todo, el de fotografía son un buen ejemplo.
El Museo Nacional de Islandia tiene guías (gratuitos y en inglés) todos los días de apertura para dar una explicación de un par de horas desde los inicios de la historia islandesa hasta nuestros días. Las explicaciones del guía, ayudan a entender el carácter islandés y poner en perspectiva la idiosincrasia de Islandia como país. Se puede esperar el inicio del recorrido en la cafetería del museo.
Hallgrímskirkja (Catedral)

Toda ciudad que se precie de serlo tiene una catedral, y Reikiavik no es una excepción. Hallgrímskirkja domina la ciudad porqué está situada en lo alto de la colina que domina el centro de Reikiavik. Tiene la forma de esas naves espaciales que se dibujaban en los carteles de cine de los años 50 y 60; es toda gris, simétrica y…está vacía por dentro! Sin estatuas ni tapices ni retablos… nada! En si, lo interesante de Hallgrímskirkja es la planta de la catedral, su color y su simetría. Si queréis sacar buenas fotos, acercaros por la tarde, con el sol bajo y las nubes anaranjadas. El espectáculo merece la pena, aunque esté nublado.
Fótógrafí
Esta tienda de fotografía de Reikiavik es muy conocida por vender fotos originales y en papel curiosas de la ciudad y del resto del país. Los precios son muy asequibles, tiene una colección de cámaras analógicas en su interior, un dueño muy atento y un ambiente especial.
Reikiavik Campsite
Islandia no es barato, y dormir en Reikiavik no es una excepción. En una ciudad donde dormir en un hotel se sitúa a partir de los 140 Euros o 160 USD, es muy habitual que muchos de los que pasen por ella, opten por descansar en el camping de la ciudad (está al lado del estadio de fútbol y a unos 20 minutos andando del centro) por unos 10 Euros o 13 USD por persona.
Es de los campings públicos con más servicios de toda Islandia, económico y también, por que no decirlo, masificado. A pesar de que haya colgados carteles advirtiendo sobre no tener descuidadas las pertenencias de cada uno, el nivel de robos es extremadamente bajo.
Museo Sigurjón Ólafsson y Viewpoint
Este punto, algo apartado y expuesto al viento, alberga un museco de esculturas al aire libre y un magnífico mirador hacia la bahía de Reikiavik y hacia la ciudad misma.
Bares y restaurantes y Street Art




Dicen que hay que guardar lo mejor para el final, y si algo bueno tiene Reikiavik es su ambiente en bares y restaurantes. Siendo una ciudad de unos 200.000 habitantes (la mitad de habitantes de todo el país) cuyo plato nacional es el hot dog y la hamburguesa (gracias a la herencia norteamericana), tiene una tupida red de bares con encanto (con y sin actuaciones musicales) y restaurantes, envidia de cualquier país con bastante mejor tiempo que el islandés.
En Prikid se pueden comer hamburguesas de todo tipo a un precio contenido mientras se escucha música en directo. En toda la zona centro pueden encontrarse sitios con más o menos encanto donde tomarse una copa y comer algo.
Mientras busquéis el sitio que más o guste, poned atención a las paredes de los edificios. Reikiavik está lleno de graffitis y street art. Muchos de ellos merecen la pena.