Dedicado a Ever por despedirnos en la frontera con Chile y agradecernos visitar su país. Pagamos 15 Bolivianos a un policía corrupto con un diente de oro.
Dedicado a Fredy (literal), dueño de nuestro hotel (a medio construir) – en la Comunidad Challapampa – por despedirnos a la carrera cuando ya estaba partiendo la lancha a Copacabana.
Dedicado a la señora separada con la que nos tomamos un café en Copacabana. Nos deseó toda la felicidad del mundo.
Dedicado al reencuentro con Jhon Condori en Uyuni. Hicimos las paces y reconocí mi error al pedir doble plato en Colca, Perú.
Dedicado a este MARAVILLOSO PAÍS, forjado por el carácter afable, sencillo y acogedor de sus gentes y el contraste entre los de arriba y los de abajo, La Hoyada y El Alto, la riqueza de la tierra baja y la dureza (y belleza) del Altiplano ♥