LONGYEARBYEN ES UNA COMUNIDAD EN LAS ISLAS SVALBARD CONOCIDA POR SU BELLEZA, ALTOS SUELDOS, ALBERGAR EL BANCO DE SEMILLAS DEL DÍA DEL JUICIO FINAL Y POR ESTAR PROHIBIDO MORIRSE.
En las gélidas tierras del archipiélago noruego de Svalbard, situado a unos 1.300 kilómetros del Polo Norte, está Longyearbyen, un remoto pueblo que ha ganado notoriedad por una ley única en el mundo que declara que morir es ilegal. Este rincón del Ártico, conocido por albergar la «Bóveda del Fin del Mundo», es el hogar de una comunidad singular que desafía las expectativas convencionales de la vida y la muerte y que, aunque esté muy bien pagada (los sueldos pueden llegar a los 4.000 o 5.000 Euros al mes), no tiene residencias para ancianos.
En Longyearbyen se ceden terrenos quienes lo soliciten para que puedan construirse una casa. Al estado noruego le interesa que la ciudad esté habitada, por eso optar a una vivienda en Longyearbyen es tan sencillo. A pesar de que conseguir una casa no sea complicado ni caro (a diferencia del resto de Noruega), la vida en Longyearbyen no es apta para todos los públicos. Sobre todo para aquellos que busquen temperaturas cálidas y bullicio: el día polar, con unas temperaturas que no superan los 16 ºC, comienza el 20 de abril y termina el 22 de agosto. Por el contrario, la noche polar comienza el 28 de octubre y acaba el 14 de febrero: durante estos meses las temperaturas son de -50 ºC y el sol no llega a salir.
Como curiosidad, las Islas Svalbard son un territorio especial dentro de la Unión Europea y también lo son dentro de Noruega. Debido a ello, la entrada al territorio es libre. De hecho es libre y subsidiada: por poner un ejemplo, la universidad es gratis (y sí, Longyearbyen también tiene universidad) y el alcohol está libre de impuestos, cuando en la Noruega continental tomarse una cerveza es casi prohibitivo. Por este motivo, el índice de inmigrantes es muy alto, en particular de chinos, tailandeses e italianos.

Si se dice que en Nueva Zelanda hay más ovejas que habitantes, también podría decirse lo mismo respecto de los osos polares y de los habitantes de Longyearbyen: por cada habitante de esta ciudad, hay más de un oso. En total, más de 3000 osos por unos 2000 habitantes. Curioso, ¿no?
Por ello, la ey exige que cualquier ciudadano que abandone los núcleos de población vaya armado con un rifle y en el colegio y la universidad se dan clases de tiro y manejo de armas.

La Muerte Está Prohibida En Longyearbyen
Longyearbyen, con sus coloridas casas de madera y el majestuoso fondo de glaciares y montañas, puede parecer un paraíso invernal a primera vista. Sin embargo, la peculiar ley que prohíbe morir en este lugar no es simplemente una extravagancia local, sino una medida práctica y necesaria. La razón se encuentra en la extrema geografía del archipiélago y la incapacidad para enterrar a los muertos en el permafrost que cubre la tierra durante la mayor parte del año.
Además, los cadáveres no se descomponen, hasta el punto que a principios de este siglo, se realizaron varios estudios sobre cadáveres enterrados en 1917 a causa de un brote de gripe que hubo en la isla. Para asombro de la comunidad científica, pudieron obtener muestras del virus vivo, que se había conservado gracias al frío.
La prohibición de morir, aunque suene paradójica, ha generado una comunidad única centrada en la salud y el bienestar. Los residentes de Longyearbyen adoptan un estilo de vida activo y saludable, conscientes de que cualquier enfermedad grave podría resultar en la expulsión del enfermo, para garantizar el cumplimiento de la ley.
En casos de enfermedades terminales, los habitantes de Longyearbyen son evacuados a la parte continental de Noruega para recibir atención médica y, en última instancia, fallecer. Este proceso, aunque angustioso para muchos, es una consecuencia directa de la ubicación única de este pueblo en el Ártico.
La Bóveda Del Fin Del Mundo

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard, conocido como la bóveda del fin del mundo, es una instalación de respaldo segura que garantiza la diversidad de cultivos en el mundo. Está ubicado cerca de Longyearbyen y proporciona almacenamiento a largo plazo de duplicados de semillas conservadas en bancos de germoplasma de todo el mundo.
Esto proporciona seguridad al suministro mundial de alimentos contra la pérdida de semillas en los bancos de germoplasma debido a mala gestión, accidentes, fallas de equipos, recortes de fondos, guerras, sabotaje, enfermedades y desastres naturales.
Sin ir más lejos, una de las primeras veces que tuvo que retirar material de la bóveda fue debido a la Guerra en Siria. Según Reuters, las semillas solicitadas por los investigadores incluyeron «muestras de trigo, cebada y pastos adecuados para regiones secas» para reemplazar semillas en un banco de semillas cerca de la ciudad siria de Alepo que había sido dañada por la guerra.
El gobierno noruego financió en su totalidad el costo de construcción de la Bóveda, de aproximadamente $8,8 millones de USD. El almacenamiento de semillas en la bóveda es gratuito para los depositantes.