Islandia en bicicleta es el mejor plan para el mes de agosto. Avisamos que tienes que estar en forma. A pesar de que Islandia es el destino de moda entre los europeos, no deja de ser un trozo de tierra con una geografía complicada y unas condiciones meteorológicas (sobre todo, con el viento), muy complicadas. Como ya nos pasó en nuestra incursión andina, tanto en Perú como en Bolivia, lo más recomendable es hacerse con un mapa de International Travel Maps, echar un vistazo a los desniveles en Google Earth y, si podéis, conseguir un GPS.
La ruta más famosa en Islandia es la ruta 1 o Ring Road, ya que rodea toda la isla y permite ver los paisajes más fotografiados, típicos y tópicos de la isla. Sin embargo, el tráfico de coches es altísimo y, la falta de arcén y la forma de conducir de los islandeses, hacen que este recorrido sea bastante estresante. Si tenéis el tiempo limitado, os recomendamos recorrer algunos tramos en coche y dedicar los días a desviaros por donde el tráfico de coches sea menor.
Esta ruta por Islandia la hicimos en el mes de Agosto de 2017, en un viaje de 21 días de los cuales pedaleamos unos 14 días. El resto de tiempo lo pasamos en Reykjavik, haciendo trekkings y alquilamos un coche para ver algunos rincones de la isla donde no nos dio tiempo llegar en bici.
Islandia en bicicleta
Día 1: Llegada a Keflavik
El aeropuerto internacional de Islandia está en Keflavik (a unos 60 km de Reykjavik, la capital del país). Así que si llegas a la isla en avión, este será el inicio de tu viaje. El aeropuerto es pequeño y manejable, y el único estrés que pasaréis es encontraros un panorama como el que vimos nosotros al ir a recoger las cajas de las bicis: la de Alejandro estaba entre un carrito de bebé y una pierna ortopédica. Estaba claro que Islandia sería una experiencia diferente!
En la llegada al aeropuerto hay varias opciones:
– Tirar la caja y luego encontrar otra a la vuelta (si es tu primera vez viajando en bici, mírate este artículo)
– Guardar la caja en el servicio disponible en el mismo aeropuerto (que es muy caro: 10 EUR por día la primera semana y 5 EUR por día a partir del octavo día…un robo!)
– Pactar con el hostal, hotel o camping donde te quedes la primera noche para que te guarden la caja hasta el día de regreso (que es la opción que elegimos nosotros).
En internet encontrarás muchísimas ofertas de hostales, hoteles y campings donde quedarte. Si tu presupuesto es abierto, en Booking hay miles de hoteles de diferentes perfiles o, si es más limitado, te recomendamos ir directamente al camping en Sandgerdi que vale unos 10€ por persona. Vimos que guardan cajas a ciclistas y tienen baños y duchas por lo que puede ser una buena solución low-cost.
Días 2 y 3: Península de Reykjanes
La mayor parte de la gente no dedica tiempo para ver los alrededores de Keflavik. Esta zona es muy interesante ya que está situada en un terreno que Islandia cedió al ejército americano tras la II Guerra Mundial, lo que convirtió a Keflavik es una ciudad «invadida», literalmente, por soldados que disfrutaron en territorio islandés de todas las comodidades que tenían en Texas o en Dakota (de hecho hoy día, la ciudad todavía tiene cierto aire norteamericano…).
Keflavik hoy, es una gran base hotelera, con cafeterías y restaurantes, cajeros, tiendas, supermercados y un puerto de pescadores que aporta a la ciudad cierto olor característico. Como nuestra ruta estaba enfocada, sobre todo en la naturaleza, optamos por salir de Keflavik dirección Grindavik bordeando el sur de isla. Cualquier viaje por Islandia tiene el viento como enémigo público número uno, y en el tramo que hay hasta Grindavik se empieza a saber el porqué.
La salida de Keflavik discurre por la carretera en dirección a Reykjavik y a la “Blue Lagoon” (las termas más turísticas de Islandia) y, aunque es bastante transcurrida, el arcén es muy amplio y con un poco de cuidado y prudencia se puede ir con la bici tranquilamente. Una vez pasada la Blue Lagoon, el tráfico baja considerablemente.
Bordeando la costa dirección oeste, podéis visitar pueblos, como por ejemplo Thorlakshofn o Eyrarbakki. Hay muchos sitios para acampar cerca de la carretera principal, pero también hay campings con duchas (muy básicos), pero funcionales. Nosotros dormimos en un free camping en Strandakirkja, las duchas cuestan unos 4 EUR por persona y también hay un mini bar donde venden hotdogs. También os recomendamos la visita a una iglesia protestante justo al final de la carretera.
Cuidado! justo al lado de camping, hay un criadero de aves krías y se lanzan a cualquiera que se les acerque. Aunque no tengáis malas intenciones, seréis atacados sin piedad!
Una vez se dejan atrás los campos de lava del sur, la ruta se dirige hacia el norte, dirección Selfoss, en lo que se conoce popularmente como Golden Circle. La ciudad de Selfoss está en la famosa ruta 1 así que tiene todo tipo de servicios, un camping con todas las comodidades, supermercado y restaurantes… El viento sopla en esta zona de lo lindo (en que zona de Islandia no hay viento?). Muy recomendable el bar de los hotdogs y hamburguesas justo al lado del puente!
Día 4-6: Golden Circle
El famoso Golden Circle es el más transitado gracias a su proximidad a Reykjavik. Os encontraréis a muchos coches, autobuses… y también a muchos ciclistas! El tramo entre Selfoss y Laugarvatn nos dejó un sabor de boca amargo por los coches y el viento.
En Laugarvatn hay un camping municipal a la salida del pueblo muy bien acondicionado, lo cual convierte este punto en la base perfecta para realizar una excursión de un día (ida y vuelta) hacia las cascadas de Gulfoss y Geysir. Acierto total!
Desde ahí, partimos hacia Thingvellir, el Parque Nacional que ubica el parlamento donde nació, realmente, Islandia. Visitar el parque lleva un día entero. Thingvellir es el Parque Nacional más antiguo de Islandia y cuenta con 3 campings; os recomendamos el camping justo al lado de Centro de Visitante ya que es el que más servicios tiene (el que está en la orilla del lago tiene muy buenas vistas pero no tiene duchas).
Consejo: A las 10.00AM y 15.00PM de cada día, hay una visita guiada en el parque gratuita. Con un poco de suerte seréis los únicos en el tour (como fue nuestro caso), así que tendréis un guía privado gratis!
Día 7-8: Uxahryggjavegur y Highlands
Para todos que planifiquéis hacer visitar Islandia en bicicleta, tened clara una cosa: las montañas de Islandia son un reto, en forma de viento, lluvia y bajas temperaturas.
Desde Thingvellir es muy recomendable ir hacia el norte por Uxahryggjavegur y la ruta F550 (Kaldidalur). Es la ruta de montaña más corta y accesible de Islandia y permite disfrutar de los paisajes típicos de las Highlands islandesas: glaciares, desiertos volcánicos, rocas, ríos y meteorología diferente cada pocos kilómetros. Nuestra ruta en bicicleta por Islandia pasó por Uxahryggjavegur hasta el desvío para Borgarnes que iba a ser nuestro punto de partida hacia la Península de Snaefellsness. Los 4 últimos días en Islandia alquilamos un coche y volvimos a recorrer la zona incluyendo Kaldidalur (es realmente precioso!!!). Los coches 4×4 dejan el camino de tierra hecho polvo así que… preparad el culo para los baches… definitivamente vale la pena!!!
La carretera cambia de un paisaje rocoso y totalmente pelado, a otro de prados verdes y valles abiertos que acaban en el mar. Dedicadle un rato a las termas más antiguas de Islandia: son muy pequeñas, pero suficientes para descansar en el camino (además, no esperéis ver a autocares con la gente llenos de turistas).
Desgraciadamente, Borgarnes – nuestro destino y al mismo tiempo, el punto de partida hacia la Península de Snaefellsnes – nos decepcionó bastante. El camping de Borgarnes es, sin duda, uno de los peor equipados y cutres, ubicado justo al lado de la ruta 1, sin duchas y con unos WC que dan pena. Sin embargo, es un buen sitio para reponer, a buen precio, provisiones en los supermercados del pueblo. Si por un motivo u otro decidís pernoctar en Borgarnes, hay un rincón del camping encima de la playa donde no se oyen coches y es ideal para disfrutar de la puesta de sol.
Día 9-13: Península de Snaefellsnes
Esta parte de la ruta rodea el famoso volcán por el que Julio Verne hizo descender a Otto Lidenbrock, su sobrino y a Hans al centro de la tierra en su archiconocida novela.
Si tenéis un poco de suerte (y nosotros no la tuvimos) y hace un tiempo despejado, puede verse en Snaefells desde todas sus vertientes. La península es preciosa y no hay mucho tráfico lo que permite disfrutar de la ruta y no estar pendiente del agobio de la Ruta 1. Estad atentos porque en la parte sur casi no hay servicios de ningún tipo; en la parte norte si que encontraréis tiendas y gasolineras y, a veces, incluso algún restaurante.
El spot más impresionante de la isla es por supuesto el volcán Snaefells con sus glaciares (podéis llegar a ellos a través de la F570). Una alternativa es rodear el volcán tal y como hicimos nosotros hasta llegar a Hallisandur, aunque nosotros atravesamos esta parte con nubes bajas, lluvia y viento; bien abrigados y contando los kilómetros para llegar al pueblo de Olafsvik, para acampar y meternos en los sacos de dormir.
Olafsvik es un pueblo pesquero lleno de inmigrantes polacos, con una bonita cascada y una colina cercana para salir a estirar la piernas. En si no tiene nada especial, pero es un buen punto para descansar (el camping se situaría en el ranking de los «decentes»).
Desde Olafsvik parte, probablemente, uno de los tramos más bonitos de toda la península hasta la montaña de Kirkjufell con su cascada llena de turistas y el bonito pueblo de Grundarfjordur más adelante.
Día 14: Stykkisholmsbaer y Fiordos del Oeste
Stykkisholmsbaer es el punto final de la ruta por la Península de Snaefellsness. El pueblo es precioso y si llegáis aquí con buen tiempo en agosto, el atardecer que ofrece es muy bonito, con los fiordos del norte de Islandia en el horizonte… Os acordáis de la película «La Vida Sereta de Walter Mitty»? La escena donde Walter salta al helicóptero se grabó en el puerto.
Stykkisholmsbaer es el punto de partida del ferry que sale hacia los Fiordos del Oeste. Desde Stykkisholmsbaer sale un ferry cada día hacia Brjánslækur, haciendo una parada muy corta en la isla de Flatey. Los Fiordos del Oeste son bastante difíciles para ciclar: están llenos de rampas muy duras y tiene las temperaturas más bajas de Islandia. Como recompensa, casi no hay tráfico, así que si tenéis una semana extra, explorad la zona. Por lo que nos contaron algunos ciclistas en Stykkisholmsbaer, los Fiordos del Oeste no defraudan ni a los islandeses.
Día 15: Reykjavik
Reykjavik es una ciudad muy bici-friendly: creo que tiene más carriles bici que para coches. Lo más probable, si llegáis a la ciudad en bus, es que os deje en la estación central de autobuses, que se llama Mjódd. Desde la estación hasta el camping de Reykjavik, hay un buen trozo, pero no hay que estresarse: hay carril bici hasta la entrada del camping.
Por cierto: el camping de Reykjavik es ENORME. Los servicios y zona de acampada están muy bien. El único «pero» es la cantidad de gente que hay. Es el único sitio en toda Islandia donde hay que vigilar las pertenencias (conocimos a un ciclista al que le robaron dos alforjas de su bici).
Si todavía os habéis quedado con ganas de bici, visitad Reykjavik en bicicleta ya que es muy fácil moverse por la ciudad.
Descargar el track para Google Maps
Y tu? Has visitado Islandia en bicicleta? Qué ruta has hecho o planeas hacer?
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